sábado, febrero 19, 2011

Kein foto!


No foto! -dijo- Era una señora de un puesto de artesanias de un mercado en Berlín.
Había colgado de uno de los extremos superiores un cuadro con la pintura de un gato rojo.
Hace un tiempo que me gustan los gatos. Pienso que realmente logran despertarnos emociones extremas, son fascinantes.
La pintura era hermosa. Un enorme gato rojo dibujado de una manera que parecía texturado. Aunque había visto hasta entonces muchas pinturas, dibujos, comics y hasta llaveros de gatos, ésta en particular me gustaba mucho. La mirada, la expresión del gato era diferente, estaba como observando realmente hacia afuera, casi diría, como mirándome. No era la típica expresión indiferente de los gatos; no, era distinta, como si estuviera contento.
Nunca he visto un gato que se ría, al menos no en persona. He visto en cambio caricaturas o dibujos de gatos con sonrisas amplias, pero no es lo mismo. En cambio en esta pintura, algo me hacía intuir algo mas. No sonreía, pero casi. Y además su postura. Se encontraba de pié con su cola levemente hacia arriba y sus orejas orientadas hacia adelante, como si acabara de detener su marcha porque algo le llamó la atención. Era la foto! y cuando me disponía a disparar.... ¡No! no foto!
Me dió rabia ¿A quién molestaba con mi foto? ¿Creería esta mujer que yo iba a comercializar algo? ¿Pensaría talvés que la pondría en mi perfil de facebook? No se. Pero yo solo quería tener una instantanea de aquel instantaneo y estupendo gato.
A veces creo que la gente no se da cuenta del daño que nos hace prohibiéndonos cosas...
Decidí vengar tanta amargura y bronca.
Era la pintura de un gato como jamás la había visto; texturada, con matices en todos los tonos del rojo, atrevida, fascinante, un momento eterno que se desvanecía mientras me alejaba de la figura... y esa expresión... inolvidable, cómica, en un gesto de complicidad con mi frustrada fotografía, una casi sonrisa, toda una rareza en el mundo de los gatos... y juré vengarme.
Una imagen vale mas que mil palabras, pero cuando se carece de ella, es el único recurso, al menos por ahora, que nos queda.
Kein foto! -dijo, pero se olvidó de las palabras...
¡Tomá Frau! Prohibime ahora la palabra!

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